Érase una vez un pequeño delfín que nació dentro de una pecera.
Todos los días se levantaba y le acompañaban a la “escuela”
Allí se esforzaba por aprender y estudiar.
Le encantaba descubrir palabras nuevas, sumar, restar, leer, cantar, dibujar…
pero no entendía porque algunos compañeros/as,
como su amigo el mono y su amiga la cotorra
siempre conseguían aprobar
los “exámenes”
Al parecer en esa “escuela” todos los exámenes había que hacerlos sentados,
en la rama más alta del árbol que había en el centro del “patio”
Si examinas a un delfín por su capacidad de subir a un árbol,
como bien sabe y puede hacer cualquier mono,
tendrás que suspenderle...
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